
TONI SÁNCHEZ
Hoy comienzan los festejos principales de nuestra Feria de la Virgen de la Vega y, como ya hicimos ayer durante la novillada, ofrecemos toro a toro la información del festejo en el que se acartelan Antonio Ferrera, Sebastián Castella y Ginés Marín. Se lidia un encierro de la ganadería salmantina de Montalvo que se ha sorteado debidamente esta mañana previo al festejo, como es habitual.
Aplaudido de salida por su magnífica presentación el primero de la tarde, Liricoso, número 42, un gran toro de Montalvo al que Ferrera cuajó de principio a fin. Rotundo el extremeño en series de muletazos de una largura y un temple exquisito. La gente, a más, como la faena, terminó pidiendo el indulto, concedido entre algunas protestas.
No conectó Castella con el público en el segundo capítulo de la función. El toro de Montalvo tuvo acometividad en las telas que manejó el francés pero mostró un molesto cabeceo que impidió el lucimiento del espada.
Ginés Marín se mostró muy firme y decidido con el tercero de la tarde, otro ejemplar de Montalvo aplaudido de salida por su preciosa lámina. El torero extremeño firmó los mejores momentos de su trasteo al natural y en un emocionante epílogo a escasos centímetros de los pitones del astado. No estuvo acertado con el estoque y lamentablemente todo su esfuerzo quedó diluído.
Extraordinario el toreo de capote de Antonio Ferrera frente al cuarto, al que saludó con verónicas con el capote plegado. Después galleó por chicuelinas para poner al toro al caballo y quitó por gaoneras muy aplaudidas. Muy técnico, pulcro y en torero Ferrera, tratando de evitar la querencia a tablas del de Montalvo y consiguiendo meter en la canasta a Lírico. Hubo dos series de naturales extraordinarias e impecables en el trazo. Cortó una oreja.
Muy aplomado, sin recorrido ni transmisión el que hizo quinto para Castella, que intentó el lucimiento pero resultó imposible. El francés se justificó por ambos pitones antes de despacharlo.
Brindó Ginés Marín al Viti la faena al sexto de la tarde, una labor sin lucimiento pero con mucha voluntad y disposición frente a la embestida incierta de Avisador. Además se apagó pronto el último de Montalvo y Marín tuvo que abreviar.
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