
TONI SÁNCHEZ
Salamanca se convirtió el pasado fin de semana en una ciudad absolutamente fallera. Pólvora, música, fuego, falleras y falleros, ninots, desfiles de moros y cristianos, entre otras muchas actividades, dieron a la capital charra un ambiente de color y alegría fuera de lo que estamos acostumbrados.
De la mano de la Asociación Cultural Fallers Pel Món, se han vivido dos días en los que las costumbres y tradiciones valencianas han hecho vibrar a los miles de salmantinos que se han echado a la calle para ver sus desfiles, sus trajes tradicionales, su música y los espectáculos pirotécnicos.
El colorido y la vistosidad de los trajes de las falleras, junto con la quema de la falla en la noche del domingo fueron dos de los puntos más destacados de un completo programa en el que también se les hizo una recepción en el Ayuntamiento de Salamanca por parte de Almudena Parres, concejala de Comercio, y se realizó desde el balcón del consistorio salmantino la tradicional cridá.
En la mañana del domingo tuvo lugar la despertá y el desfile de moros y cristianos que partió desde la Plaza Mayor, dando paso después a los bailes tradicionales, la mascletá y una degustación de paella. El fin de fiesta tuvo lugar en medio de la lluvia, lo que no fue impedimento para proceder a la quema de los ninots en medio de una gran expectación.
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