
PAULA ZORITA
Como el que espera el agua en mayo. Así parece que esperaba La Glorieta a Diego Urdiales. Y el riojano apareció como una lluvia torrencial que alivia la sequedad de la tierra en cuestión de diez minutos. Los que le hicieron falta para sentir los olés de un público entregado ante el toreo más puro y sentido que fue capaz de ofrecer con el que abrió plaza. Y parece que San Pedro abrió las puertas del cielo ante tal derroche de toreo, porque en Salamanca empezó a llover. El viento previo al agua que alborotó los tendidos fue violento, y parece que después del aguacero todo se tornó calma y el ambiente se enfrió, en gran parte por el juego que ofrecieron los de Montalvo, que, aunque nobles y algunos con clase, no tuvieron la transmisión suficiente para que la tarde siguiera la tónica que se vislumbró que con el primero podría tener.
Este primero, al igual que el resto de corrida, estaba bien presentado. Urdiales capeó el vendabal, nunca mejor dicho, y logró lo mejor de la tarde en una faena cara, con un toreo que hacía mucho no se veía en La Glorieta. La naturalidad, sello del riojano, fue la clave de un trasteo de muletazos de bello trazo por ambos pitones. Supo a poco la oreja, pues pudieron ser dos de no ser por la leve descolocación de la espada. Con su cuarto no pudo abrir la otra hoja de la Puerta Grande que le faltaba. Le faltó empuje al toro, y la faena no caló en el tendido.
Ginés Marín pechó en primer lugar con un toro justo de raza y fondo con el que el jerezano destacó en un buen quite por chicuelinas y un buen inicio de faena. Después, aunque Marín realizó una faena de querer mucho, el toro se vino abajo pronto y no respondió, por lo que el conjunto perdió interés al margen de muletazos de bello trazo. Con el quinto, el ambiente se enrareció y el público se mostró con Ginés Marín algo desagradable. Quizá esta cuestión hizo que la faena también se enrareciese y, aunque el torero apostó y tiró de técnica, no tuvieron en cuenta su esfuerzo.
A Pablo Aguado también se le esperaba con ganas. Era el otro debutante del cartel, y venía sonando fuerte desde su importante triunfo la pasada Feria de Abril. Y qué pena, porque Salamanca se quedó sin verlo. Nada más pudo disfrutar de detalles del sevillano puesto que ninguno de sus oponentes le sirvieron para redondear una faena. Su primero tuvo clase pero pecó de raza y esto hizo que no tuviese el empuje neceario para tomar las telas. Aun así, Aguado logró pasajes de mucha belleza. Con el sexto nada pudo hacer. Resultó un toro bastante deslucido ante el que el sevilano se estrelló.
VÍDEO RESUMEN DE LA CORRIDA DE MONTALVO PARA URDIALES, MARÍN Y AGUADO
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