13 marzo 2025

López Chaves: ‘Me siento figura del toreo por lo que me ha dado la profesión, no por lo que he conseguido’

PAULA ZORITA

Hay veces en las que un homenaje se suele convertir en un fluir de halagos pedantes y vacíos de significado emocional. Esto es algo que no ocurrió ayer en Ledesma, pueblo que vio nacer a Domingo López Chaves y que le rindió homenaje por sus veinte años de alternativa… ¡Casi nada!. Su Peña Taurina, sus amigos de siempre, sus amigos de profesión y su familia, hicieron que todos y cada uno de los presentes allí, nos emocionasemos realmente con cada detalle. Nos emocionamos con un paseíllo repleto de amigos (Juan Diego, Salvador Ruano, El Fandi, Pedro Chicote, José Enrique (ganadero de Valdefresno) y Alejandro Marcos) que sorprendieron al torero ledesmino, nos emocionamos con la entrega del torero con dos novillos que toreó para la celebración, con cada abrazo sentido que el torero regalaba, su alegría y sus palabras sinceras durante el coloquio. Éste último, sin duda fue el momento del día.

Un ‘Mingo’ emocionadísimo escuchó hablar a sus amigos durante el coloquio para después lograr esbozar con un hilo de voz de la emoción contenida las palabras más bonitas y sinceras que podrían salir del corazón de un torero que ha vivido intensamente su profesión pero también la ha sufrido. Dio gracias a todos y cada uno de los presentes y a la profesión por haberle concedido los mejores amigos y seguidores que se puede tener. Un pueblo entero, Ledesma, volcado con su torero es el mejor reconocimiento para un tipo sencillo, cercano y humilde.

‘En esta profesión, -afirmó el torero-, me siento figura del toreo por lo que me ha dado, no por lo que he sido. Amigos, ganaderos, profesionales, mi Peña Taurina… Son tantas las cosas que os diría desde el más sincero cariño… porque yo como torero lo único que he tenido ha sido verdad, y como tal, lo que he aportado a la profesión ha sido poco, si acaso la entrega y el valor que dicen que tengo’. Estas palabras finalizaron con un largo y sincero aplauso con el que los presentes alejaban de nuevo cualquier halago pedante y vacío de emoción y daban calor a un torero humilde que habló con el corazón en la mano. Tal y como torea. Hoy en día además disfrutando de su profesión lejos de la presión de despachos e intercambio de cromos que abunda en este loco mundo taurino. Enhorabuena por tanto, Mingo, y gracias de nuevo por el día y las emociones de ayer.