Carlos Imaz ha querido dejar claro que existe un estigma, acrecentado por los medios de comunicación, por el que se relaciona la violencia con trastornos mentales. Sin embargo, «la mayoría de la violencia no está relacionada con la enfermedad mental. El trastorno mental no tiene relación con la violencia ni con la delincuencia», asegura. El profesor ha explicado, a partir de su experiencia profesional, que muchas veces los facultativos se centran en los problemas de violencia y «obvian problemas de fondo» influidos por factores de riesgo (parentales, familiares, de psicopatologías, grupos de iguales problemáticos, autoestima, etc.). Tras explicar distintos trastornos que afectan a los adolescentes, como el negativista desafiante y el de conducta, ha comentado también los diagnósticos nuevos como el trastorno de desregulación destructiva del estado de ánimo o el trastorno explosivo inminente. El experto ha concluido reclamando también una mayor coordinación entre los distintos profesionales «con estructuras organizadas en las distintas comunidades para atender a los niños y jóvenes, ante la escasez de psiquiatras».
Por su parte, José Luis Pedreira ha explicado los trastornos psíquicos de la infancia que causan los procesos de divorcio, «ya que es uno de los acontecimientos vitales más estresantes en el desarrollo infantil». Para el psiquiatra, dependiendo de la etapa de desarrollo, así es la respuesta de los niños. «El niño ‘colchón’ coge influencias positivas y negativas de los padres que constituyen uno de los factores de mayor riesgo evolutivo», por lo que aconseja que ambos padres sepan mantener ambas funciones parentales con un buen ajuste emocional, evitando factores que incrementen la vulnerabilidad del estado emocional de los niños como: los desacuerdos económicos, los ajustes familares, etc.
La psiquiatra Rafaela Mª de la Mata ha insistido en promover un «buen trato y desarrollarlo con parentalidad positiva». Para la profesional «los padres tienen que ser los reguladores emocionales de los niños desde bebés, ya que el vínculo acompaña a lo largo de toda la vida y condiciona para desarrollar futuras relaciones interpersonales más complejas». Para la psiquiatra es muy importante desarrollar la autonomía de los niños y promover una relación sana, en confianza positiva y duradera, para evitar apegos patológicos (ansiosos, ambivalentes…) o apegos evitativos (inseguridad, necesidad de cercanía y consuelo…).
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