PAULA ZORITA
Salamanca tiene futuro y en el toreo se llaman Antonio Grande y Manuel Diosleguarde. La fecha del Corpus se esperaba con especial ‘run run’ en Ledesma con el mano a mano entre los dos novilleros punteros del escalafón salmantino y también nacional. Ambos venían avalados por sus exitosas actuaciones en Sevilla, la última plaza de relevancia en la que Grande cortó una oreja y Diosleguarde dió dos vueltas al ruedo. Y ambos demostraron en Ledesma el por qué deben seguir pisando esas plazas de primera.
Cortaron cuatro orejas y dieron sendas vueltas al ruedo en sus últimas actuaciones ante quinto y sexto, pero lo importante no fue el resultado numérico. Lo importante fue la actitud de ambos ante una gran novillada de Ignacio López Chaves que, muy a modo, sirvió en su conjunto y del que sobresalió el primero, a la postre premiado con la vuelta al ruedo.
Antonio Grande toreó grande, como su apellido, y logró pasajes de gusto y más puro sabor castellano ante sus tres oponentes; mientras que Manuel Diosleguarde toreó a placer, excelso en sus muletazos al natural, por donde lleva largo a los novillos y con mucho gusto. Salamanca tiene futuro en su toreo, y reside en las muñecas y en las formas de estos dos novilleros de San Muñoz y Diosleguarde, que, a buen seguro, lucharán por alcanzar la gloria que ya otros muchos toreros salmantinos alcanzaron. Que haya suerte…
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